El vínculo que permanece
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Ha fallecido alguien a quien amabas profundamente. El dolor es indescriptible y cuesta reunir los ánimos que antes te impulsaban a seguir con tu rutina. Intentas refugiarte en aquello que da sentido a tu vida (tu familia, amistades, trabajo, proyectos o sueños), pero algo dentro de ti no encaja. Piensas que sólo estarás mejor cuando logres aceptar su ausencia, cuando “superes” la pérdida. Pero… ¿realmente sanar significa olvidar y seguir adelante sin esa persona?
Cuando el adiós se vuelve un obstáculo
El terapeuta Michael White (1989) explicó que el duelo patológico puede aparecer cuando intentas despedirte de manera definitiva de quien falleció, con la intención de comenzar una nueva realidad en la que ya no exista ningún vínculo. Sin embargo, este intento por cortar todo lazo suele dificultar aún más el proceso, generando más vacío que alivio.
Reincorporar la relación, no borrarla
White, fundador de la terapia narrativa, propone un enfoque distinto: en lugar de “decir adiós”, te invita a “decir hola”. Esto significa integrar la relación perdida a tu vida actual, reconociendo la influencia positiva que esa persona sigue teniendo en ti. No se trata de negar la muerte, sino de permitirte mantener viva la conexión desde un nuevo lugar, más sano y más compasivo.
El proceso de ¨decir hola¨
White aplicó este proceso con personas que, tras perder a alguien, desarrollaban una mirada muy crítica hacia sí mismas. A través de una serie de preguntas, logró que pudieran narrar su historia desde otra perspectiva, reconociéndose como autoras y autores de su propia vida.
Este enfoque consta de cuatro pasos que puedes intentar también tú:
1. Descubre en ti lo que tu ser querido veía claramente
Piensa en los rasgos, valores o gestos que esa persona reconocía en ti. Al recordarlos, puedes recuperar partes de ti que quizá habías dejado de ver.
Pregúntate:
Viéndome a través de los ojos de mi ser querido fallecido, ¿qué cualidades puedo reconocer en mí?
2. Identifica otras versiones atractivas de ti
Revisa experiencias compartidas y busca esas versiones de ti que te parecían más vivas, más tú. Al hacerlo, comienzas a escribir una nueva historia de ti misma/o, una que incluye lo que esa persona despertaba en ti.
Pregúntate:
¿Qué conozco de mí que me motiva cuando mantengo vivas las cualidades que mi ser querido reconocía en mí?
3. Comparte tus autodescubrimientos
Hablar de lo que has descubierto sobre ti con otras personas puede fortalecer tu proceso. Al ponerlo en palabras, reafirmas tu crecimiento y honras la memoria de quien falleció.
Pregúntate:
¿Cómo puedo hacer saber a otras personas que he descubierto en mí aspectos que mi ser querido valoraba y que ahora también reconozco?
4. Sé la o el autor de tu propia historia
Recuperar tu papel activo en la construcción de tu vida te ayuda a sentirte más presente y coherente con lo que eres.
Pregúntate:
¿Cómo influye lo que ahora sé de mí en mis próximas decisiones? ¿Qué nuevas cualidades descubro al ponerlas en práctica?
Duelo y bienestar psicológico
Tal vez para poder “decir hola” primero necesites “decir adiós”. Cada proceso de duelo es único, y no existe una fórmula universal. Sin embargo, se ha demostrado que este enfoque (el de reincorporar la pérdida en lugar de borrarla) puede ayudarte a reconciliarte contigo, a aceptarte con más compasión y a construir una nueva relación con tu historia, en la que esa persona sigue siendo parte de ti, pero desde otro lugar: el de la memoria, el amor y el significado.
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Este artículo se hizo con información de:
White, M. (1989). Selected Papers. Dulwich Centre Publications. https://josefaruiztagle.cl/wp-content/uploads/2020/09/decir-hola-white.pdf
*El contenido de este artículo se redacta sólo con fines informativos. No puede servir como diagnóstico. tratamiento o recomendación de un profesional. Consulta con tu especialista ante cualquier duda.
