REFLEXIONES PARA ACEPTAR EL INEVITABLE FINAL
El ser humano es el único ser consciente de su inevitable fin. Este conocimiento lo lleva no solo a reflexionar sobre cómo quiere vivir, sino también sobre cómo enfrentará su propia muerte. Como menciona el filósofo y pedagogo de la existencia Málishev (2003), la vida es, en cierto modo, una administración constante de la muerte, un esfuerzo por esquivar los peligros que pueden anticipar su llegada.
Características de la muerte
La muerte es un fenómeno omnipresente y universal; nadie escapa a ella. Aunque su presencia es continua, cada persona la experimenta de manera íntima y personal. Es también intransferible y desconocida: ignoramos el momento exacto en que llegará, salvo cuando se nos da un diagnóstico terminal. Este constante enfrentamiento con la idea de la muerte no solo nos invita a la reflexión filosófica, sino que también nos provoca profundas alteraciones emocionales.
Como dice Málishev, quien no conoce el momento de su muerte vive en la incertidumbre, mientras que aquel con un diagnóstico terminal puede experimentar una agonía desesperada, sin posibilidad de encontrar paz.
La muerte en el contexto religioso
Las creencias religiosas juegan un papel central en la forma en que enfrentamos la muerte. Desde una visión religiosa, la muerte no sólo significa el fin del cuerpo, visto como materia impura, sino la continuación del alma, que se proyecta hacia una vida eterna. Esta idea otorga esperanza: la posibilidad de liberarnos de los errores y sufrimientos terrenales.
A pesar de esta creencia en la inmortalidad, la pérdida de un ser querido puede ser devastadora. Sentimos su ausencia como si una parte de nosotros mismos también muriera. Este dolor, aunque mitigado por la creencia en la vida eterna, es una experiencia profundamente humana, sostiene el filósofo Málishev.
La muerte desde el punto de vista científico
Si bien las creencias religiosas ofrecen consuelo ante la muerte, desde una perspectiva científica, este fenómeno se entiende como una parte esencial del ciclo de la vida. Para ilustrar la unidad entre vida y muerte, Bonfil (2012), divulgador de la ciencia, utiliza el desarrollo embrionario como ejemplo:
Durante este proceso, las células se multiplican para formar el embrión, pero también, debido a su programa genético, algunas deben morir para que ciertas estructuras se desarrollen correctamente. Así, la muerte no es opuesta a la vida, sino parte integral de ella: la vida es muerte, y la muerte es vida.
Aceptar la muerte y recordar a nuestros seres queridos
Frente a la certeza de nuestra propia muerte, lo más valioso que podemos hacer es aceptar el final inevitable y aprovechar al máximo cada etapa de nuestras vidas. Sólo reconciliándonos con nuestro destino podremos vivir plenamente:
Cuando se trata de la muerte de quienes amamos, el dolor es inevitable, pero también es una oportunidad para reflexionar sobre el legado que dejaron en nuestras vidas. En México, cada 1 y 2 de noviembre, recordamos a nuestros difuntos para que su memoria nunca se desvanezca. Es un acto de amor, una forma de asegurar que, aunque ya no estén físicamente, su esencia sigue viva en nuestros corazones.
La conciencia de nuestra mortalidad no debería generar desesperanza, sino motivarnos a vivir plenamente. Si necesitas ayuda por parte de un experto para sobrellevar una perdida, te invitamos a conectar con alguno de nuestros tanatólogos aquí:
Este artículo se hizo con información de:
Bonfil Olivera, M. (2012). El sentido de la muerte. ¿Cómo ves? Divulgación de la ciencia UNAM. https://www.comoves.unam.mx/numeros/ojodemosca/36
Diez de Ulzurrun Salicio, E. (2022). ¿Qué aporta la muerte a la vida? Depósito Académico Digital. Universidad de Navarra. https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/66909/1/rhereder%2C%20r02.pdf
Freepik. (2024).Vista de lápida con flores. [Fotografía]. Freepik. Imagen de freepik
Málishev Krasnova, M., (2003). El sentido de la muerte. CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, 10(1), 51-58. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10410106
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