¿Cómo ayudar a niñas y niños a comprender la pérdida?
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Hablar de la muerte con los niños y niñas suele ser difícil. Muchas veces creemos que evitamos su sufrimiento al guardar silencio, pero en realidad los dejamos sin recursos emocionales para enfrentar una de las experiencias más profundas de la vida. Como señala Carmen Moreno Lorite: “esconder y alejar todo lo relacionado con la muerte es humano y comprensible, pero también es dañino” (Moreno, 2015).

El silencio que no protege
Como madres, padres o cuidadores, solemos pensar que alejarlos del tema es una forma de amor. Sin embargo, cuando se enfrentan a la muerte de un ser querido sin haber tenido antes un acercamiento, quedan indefensos. Al ocultar la realidad, les privamos de tres experiencias fundamentales:
- Que la vida y la muerte nos acompañan en un proceso natural.
- Que la vida implica cambios constantes y despedidas inevitables.
- Que podemos atravesar momentos dolorosos y volver a ser felices.
Lejos de lo que creemos, los niños y niñas suelen vivir la muerte con mayor naturalidad que los adultos.
Educar para la vida es educar para la muerte
La preparación comienza mucho antes de una pérdida. Consuelo Santamaría recuerda que “la manera de elaborar el duelo de los niños está en relación con la manera de educar a ese niño para la vida” (Moreno, 2015). Esto significa que, en lo cotidiano, es importante enseñarles a ganar y perder, a renunciar y poseer, a ceder y recibir. Estos aprendizajes sencillos construyen una base emocional sólida que les permitirá enfrentar el dolor sin sentirse completamente desbordados.

Cuando el amor se confunde con sobreprotección
Por amor solemos caer en actitudes que, sin querer, limitan el desarrollo emocional de los pequeños. Entre los errores más comunes están:
- Que no le falte nada: impedir que enfrenten la frustración.
- Debe ser el mejor: imponer expectativas que debilitan la autoestima.
- Que no sufra: evitar cualquier dolor, negándoles la oportunidad de aprender a afrontarlo.
Estas actitudes, aunque nacen del cariño, dificultan que los niños desarrollen resiliencia.
Honestidad amorosa: la clave para acompañar
Cuando la muerte toca a la familia, lo esencial es hablar con claridad y ternura. Decir que “se fue de viaje” o “está durmiendo” genera confusión y falsas esperanzas. Lo que necesitan los niños y niñas es:
- Información clara y adaptada a su edad: explicarles que la muerte significa que el cuerpo ha dejado de funcionar y ya no vive. Puedes decirle que cuando alguien muere, ya no respira, no come, no siente frío ni calor, y que no volverá a ver a esa persona físicamente.
- En cuanto al aspecto espiritual: la respuesta debe estar guiada por tus propias creencias.
- Espacio para expresar emociones: permitir que lloren, pregunten o se enojen.
- Participación en rituales: incluirlos en ceremonias o velatorios adecuados para su edad.
- Tiempo para comprender: respetar su propio ritmo (Llanos et al., 2024; Olivas et al., 2017).

Los cuentos como aliados
Los cuentos se convierten en herramientas poderosas. Como dice Carmen Moreno, “nos hablan en un lenguaje que va más allá y de forma más profunda que nuestra razón” (Moreno, 2015). A través de ellos, los niños pueden identificarse con personajes que enfrentan pérdidas, explorar emociones en un entorno seguro y encontrar esperanza. Lo más importante es que transmitan mensajes positivos: que es posible atravesar el dolor y volver a la luz.
El duelo no es una enfermedad
Es vital comprender que “el duelo no es una enfermedad ni una patología, es un proceso natural” (Moreno, 2015). Los pequeños necesitan saber que sus emociones son normales, tener apoyo para expresarlas y sentir que siguen siendo amados (Farías, 2025; Llanos et al., 2024). Los rituales también cumplen un papel sanador.
Existen rituales funerarios, como esparcir las cenizas, realizar un entierro, sembrar o plantar algo en memoria, o preparar un altar. También hay rituales conmemorativos, como visitar la tumba o el lugar donde se esparcieron las cenizas, rezar, acudir a una iglesia o colocar flores; en este caso, mucho depende de las creencias religiosas de cada familia. Además se pueden realizar rituales personales o simbólicos, como crear un álbum de recuerdos, escribir cartas, publicar un mensaje en redes sociales o encender una vela en fechas significativas. Todas estas acciones ayudan a mantener el vínculo emocional con la persona fallecida y a transitar el proceso de duelo de una forma más amorosa (Chimal, 2022; Diaz, 2024).

El regalo de la resiliencia
Cuando acompañamos con amor y honestidad, regalamos resiliencia: la capacidad de seguir adelante a pesar del dolor. Como recuerda Marie de Hennezel: “Después de años acompañando a personas en sus últimos momentos, mi confianza en la vida no ha hecho sino aumentar” (Moreno, 2015). Esta confianza, que acepta la muerte como parte de la existencia, es el mejor legado que podemos transmitir a nuestros hijos e hijas.
Una invitación a vivir plenamente
Hablar de la muerte no significa llenarlos de miedo, sino abrirles la puerta a valorar más la vida. Cuando comprenden que tanto el dolor como la alegría son temporales: “esto también pasará” (Moreno, 2015), aprenden a disfrutar cada instante, cada abrazo y cada sonrisa.
El reto es acompañarlos con escucha, amor y presencia, sin pretender tener todas las respuestas. Al hacerlo, los niños y niñas descubren que la vida, con todo lo que trae, vale la pena ser vivida.
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Este artículo se hizo se con información de:
Chimal Velasco, A. A. (2022). Estrategia de intervención psicoeducativa con arteterapia a distancia, aplicada al bienestar emocional. Una herramienta de apoyo tanatológico en personas adultas en duelo: un estudio de caso. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(4), 1014-1043. https://ciencialatina.org/index.php/cienciala/article/view/2642
Diaz Videla, M. (2024). Duelo por muerte de animales de compañía: Factores ligados a intensidad sintomática y recursos de afrontamiento. Dialogos Abiertos , 3(2), 16–43. https://www.revistamultidisciplinariadialogosabiertos.edu.pe/ojs/index.php/rmda/article/view/59
Farías Figueroa, J. (2025). La orfandad en tiempos de Covid-19: intervenciones familiares en los procesos de duelo infantil y adolescente en programas del Servicio Mejor Niñez. Reinad: Revista sobre la infancia y la adolescencia, 28, 171-190. https://polipapers.upv.es/index.php/reinad/article/view/21161/17441
Llanos Rosales, B. R., Rosales Guichay, B. A., Villavicencio Aguilar, C. E., y Sánchez-Padilla, Y. L. (2024). Resiliencia y regulación emocional en el duelo infantil: Resilience and emotional regulation in childhood bereavement. Psicogente, 27(52), 1-22. https://revistas.unisimon.edu.co/index.php/psicogente/article/view/6442/6756
Moreno Lorite, C. (2015). Tanatología: La muerte y el duelo a través de los cuentos. Editorial Kolima.
Olivas, M.C., Serdà, B., Royo Isach, J., y Andreu, M.A. (2017). Modelo IDA para la intervención en duelo infantil. Psicosomàtica y Psiquiatría, 1(1), 6-14. https://raco.cat/index.php/PsicosomPsiquiatr/article/view/393659/487095
*El contenido de este artículo se redacta sólo con fines informativos. No puede servir como diagnóstico. tratamiento o recomendación de un profesional. Consulta con tu especialista ante cualquier duda.




