Desafío de relacionarse cuando la tristeza pesa
Tiempo de lectura: 3:00 minutos.
Por Psic. Ana Favela Rodríguez
¿Qué se pierde cuándo perdemos a alguien? ¿Por qué hay veces, que tras haber perdido una relación de pareja, persona querida o un trabajo, nos cuesta tanto relacionarnos con los demás?
La vida es una constante de despedidas y pérdidas. Muchas veces nos gustaría pensar que quienes hoy somos y quienes nos rodean serán eternos. Desafortunadamente, no es así. El objetivo de este breve texto no es resignarnos ante la inevitable pérdida, tampoco negarla, sino, entender por qué se nos dificulta relacionarnos con los demás cuando nos sentimos tristes o bien, estamos atravesando un proceso de duelo.
Tristeza, depresión y duelo:
Es importante diferenciar entre: tristeza, depresión y duelo. Muchas veces estas tres palabras se utilizan como sinónimos, pero no lo son. La tristeza es una respuesta afectiva normal ante una pérdida. La depresión, es un síntoma o síndrome en donde la persona tiene un sentimiento de desamparo y empobrecimiento personal, esto afecta todas las áreas de su vida: emocional, cognitiva, fisiológica, conductual y social (MacKinnon, 2008).
Por otro lado, el duelo, es el proceso normal que atravesamos al perder algo. Conlleva sentimientos de tristeza, sensación de vacío y empobrecimiento del mundo (Freud, 1917).

¿Por qué se dice que la tristeza pesa?
Porque la sensación es justamente esa, de cargar algo pesado; algo que nos imposibilita movernos, relacionarnos y disfrutar. Cuando perdemos una relación de pareja o a una persona amada, perdemos quienes éramos con ésta persona. Para explicar esto, citaré el ejemplo utilizado por Bleichmar (2001); imaginemos una mujer (Lidia) cuyo marido, un exitoso empresario, murió recientemente. Lidia toda su vida soñó con casarse. Se dedicó a ser ama de casa, disfrutar de los beneficios que le traían ser esposa de dicho empresario exitoso. Fue invitada a múltiples celebraciones y obtuvo cierto nivel social y económico como consecuencia de éste matrimonio. Al haber muerto su esposo, Lidia se sentía perdida, pues había construído su identidad alrededor del éxito de su difunto esposo. Ante esta pérdida Lidia tiene dos opciones: la primera es añorar esa esposa perfecta que fue, esa identidad que el ser la esposa de X empresario le brindaba, con una mirada tradicional, patriarcal. La segunda, es pensar de qué otras cosas la hacen valiosa, de qué manera puede seguir produciendo, en qué otra cosa puede volcar su energía, amor y pasión.

Conclusión:
Como Lidia, tal vez nos sintamos perdidos, confundidos de quienes somos y pensemos: ¿ahora qué sigue? ¿ahora quién soy? No volveré a amar a nadie más como amaba a mi esposo. Pero la realidad es que seguimos siendo nosotros mismos, y si así lo decidimos, tenemos la posibilidad de crear nuevas relaciones y volver a amar.
Sé que todo esto suena muy romántico y fácil. No lo es. Por eso también se le llama “trabajo de duelo”, ¡Vaya trabajo!. Pero al final de cuentas, y tras haber aceptado que ya no somos esa “pareja” “hija” “directora de X empresa”, tenemos la oportunidad de redescubrirnos, sorprendernos a nosotros mismos y formar nuevas relaciones.
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Este artículo se hizo con información de:
Bleichmar, H. (2001). Psicoterapia del Duelo Patológico. Avances en Psicoterapia Psicoanalítica. México: Paidos. Pp. 303-319.
Freud, S. (2000). Duelo y melancolía. Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu. T. XIV. Pp. 235-256.
MacKinnon, (2008). El paciente deprimido. Psiquiatría Clínica Aplicada. México: Interamericana. Cap. 4. Pp. 211-258.
*El contenido de este artículo se redacta sólo con fines informativos. No puede servir como diagnóstico. tratamiento o recomendación de un profesional. Consulta con tu especialista ante cualquier duda.