¿EL ALCOHOL REALMENTE NOS VUELVE MÁS SOCIABLES?

Desmitificando el mito de la socialización a través de las copas

Tiempo de lectura: 2:30 min.

Es probable que alguna vez hayas escuchado o incluso dicho frases como “me echo una copa para soltarme” o “el alcohol me ayuda a socializar”. Vivimos en una cultura donde beber está fuertemente asociado con la diversión, la desinhibición y la conexión con las demás personas. Pero, ¿qué tan cierto es que el alcohol te vuelve más sociable? ¿O será que detrás de esa idea hay un mito que vale la pena cuestionar?

¿Te ayuda a conectar… o sólo a desconectarte de ti misma/o?

Es cierto que el alcohol tiene un efecto desinhibidor en el sistema nervioso central. Al actuar como depresor, puede reducir la ansiedad social temporalmente y hacer que te sientas más relajada/o en situaciones sociales. Sin embargo, ese mismo efecto puede dificultar tu capacidad para interpretar señales sociales, empatizar o mantener conversaciones significativas (Sayette et al., 2012). Es decir, puede que hables más, pero no necesariamente mejor.

Además, el consumo de alcohol altera la toma de decisiones. Bajo sus efectos, podrías actuar impulsivamente, decir cosas que no dirías en un estado sobrio o incluso involucrarte en situaciones que luego lamentas. Eso no es precisamente ser más sociable, sino estar menos consciente de tus límites y los de las y los demás.


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La presión social por no desentonar

Muchas personas, quizás tú también, se sienten presionadas a beber para encajar. En contextos como fiestas, reuniones con las y los compañeros fuera del trabajo o citas, el alcohol aparece como una herramienta para facilitar la conexión. Pero lo cierto es que esa conexión muchas veces es superficial y está mediada por una sustancia que no garantiza relaciones genuinas.

Un estudio realizado por Fairbairn et al. (2013) mostró que si bien el alcohol puede incrementar la capacidad de disfrutar el momento presente, esto no necesariamente se traduce en interacciones sociales más satisfactorias. En otras palabras, puedes sentirte eufórica/o, pero eso no implica que estés generando vínculos reales o duraderos.

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Riesgos a largo plazo

Beber para socializar puede volverse una estrategia constante que, con el tiempo, lleva al consumo problemático. Si cada vez que tienes una interacción social necesitas una copa para sentirte bien, es importante reflexionar sobre la dependencia emocional o psicológica que puede estar desarrollándose.

La Organización Mundial de la Salud (2024) advierte que incluso un consumo moderado y ocasional puede tener efectos negativos para la salud física y mental. Además, el uso reiterado del alcohol como regulador emocional puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos por consumo de sustancias.

¿Qué alternativas tienes?

Socializar sin alcohol es totalmente posible y, de hecho, más auténtico. Buscar espacios donde no se fomente el consumo, practicar habilidades sociales desde la consciencia o hablar con una/un terapeuta sobre la ansiedad social pueden ser pasos más sostenibles y saludables.

La verdadera conexión no nace desde un vaso, sino desde tu capacidad para ser tú misma o tú mismo, sin máscaras ni anestesias. Tal vez no te sientas extrovertida/o de inmediato, pero sí estarás construyendo vínculos más reales, sin que tu bienestar dependa de una sustancia.

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¿Te identificas con esta situación?

Si sientes que el alcohol se ha convertido en un recurso para poder relacionarte, o que ya no puedes disfrutar de eventos sociales sin una copa, es importante que sepas que no estás sola/o. En Integral-mente encontrarás especialistas en salud mental y adicciones dispuestos a escucharte y acompañarte en tu proceso.

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Este artículo se hizo con información:

Fairbairn, C. E. y Sayette, M. A. (2013). The effect of alcohol on emotional inertia: A test of alcohol myopia. Journal of Abnormal Psychology, 122(3), 770–781. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24016015/

Organización Mundial de la Salud. (2024). Alcohol. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/alcohol

Sayette, M. A., Creswell, K. G., Dimoff, J. D., Fairbairn, C. E., Cohn, J. F., Heckman, B. W., Kirchner, T. R., Levine, J. M., y Moreland, R. L. (2012). Alcohol and group formation: A multimodal investigation of the effects of alcohol on emotion and social bonding. Psychological Science, 23(8), 869–878. https://doi.org/10.1177/0956797611435134

*El contenido de este artículo se redacta sólo con fines informativos. No puede servir como diagnóstico. tratamiento o recomendación de un profesional. Consulta con tu especialista ante cualquier duda.

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